La vida ciertamente puede ser desafiante. Sin embargo, la fuerza de voluntad y el impulso para prosperar pueden ayudarnos a capear cualquier tormenta.

Cada tormenta es seguida por un período de calma. Por tanto, podemos y debemos seguir adelante con el corazón y la mente llenos de esperanza.

Si no nos anclamos en principios o virtudes, corremos el riesgo de desviarnos de los compromisos que asumimos con nosotros mismos y con los demás.

Ser cortés viene con recompensas intrínsecas y extrínsecas. Una de esas recompensas es la capacidad de navegar con éxito por la vida, apreciada por los demás.

Dar nuestro tiempo, energía y recursos para ayudar a otros a ganar viento en sus velas es lo que hace que nuestras vidas sean verdaderamente significativas y satisfactorias.